Discoteca

martes, 29 de enero de 2013

Antonio Muñoz Molina, ¡no reciba "premios" manchados de sangre!
























El 21 enero 2013

 
Estimado Antonio Muñoz Molina,
 
La Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina ha recibido con estupor, tristeza e indignación la noticia de su viaje a Jerusalén el próximo mes, para recibir de las manos del Presidente israelí y del Alcalde de Jerusalén, el Premio de literatura llamado Premio Jerusalén. Nos dirigimos a Usted en representación de todas las personas defensoras de la paz, los derechos humanos y la legalidad internacional que se han adherido a la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones contra el sistema de ocupación, colonización y Apartheid israelí.
Desde su creación manu militari en Palestina en el año 1948 y la expulsión de más de 750.000 habitantes autóctonos, Israel ha sometido al pueblo palestino a una ocupación que ha sido calificada de ilegal en decenas de resoluciones de Naciones Unidas. Su régimen colonial ejerce múltiples formas de opresión y comete graves violaciones de derechos humanos contra la población palestina. En la última década, las muertes provocadas por los asesinatos selectivos y crímenes de guerra cometidos por el Ejército israelí alcanzan la cifra de más de 10.000 personas. A fecha de hoy, sigue habiendo miles de presos políticos palestinos en cárceles israelíes, muchos de ellos en régimen de detención administrativa, sin derecho a tener un juicio ni a conocer el delito del que se les acusa. Israel mantiene el ejercicio de la tortura y sigue sin firmar el Convenio Internacional contra esta práctica inhumana, que ya ha sido ratificado por 153 países.
Israel ocupa ilegalmente los territorios palestinos de Cisjordania, Gaza, Jerusalén Este y los Altos de Golán sirios, restringiendo los movimientos de personas dentro de estos territorios inconexos y en sus fronteras. Entre las políticas de ocupación del estado sionista, resultan de especial gravedad: la construcción del Muro de Anexión declarado ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, la edificación galopante de asentamientos en Cisjordania, la destrucción de casas palestinas en Jerusalén y el bloqueo inhumano que sufren 1,5 millones de personas en la Franja de Gaza.
Además, Israel impide el derecho al retorno de seis millones de personas refugiadas, muchas de ellas en míseros campos de refugiados de los países vecinos, y el regreso a sus hogares de miles de palestinos y palestinas que tuvieron que emigrar a Europa, Estados Unidos u otros países en búsqueda de una vida digna. El racismo institucional israelí discrimina también a millón y medio de ciudadanos de Israel que descienden de las familias palestinas que, a finales de los años 40, lograron escapar de las matanzas cometidas por las milicias sionistas y permanecer en el territorio convertido en el estado israelí. Esta comunidad, que representa más del 20 % del total de la población israelí, conocida internacionalmente como palestinos del 48 (aunque Israel sigue designándolos como árabes israelíes), no puede disfrutar de los mismos derechos civiles, educativos, culturales, lingüísticos, laborales, sociales y económicos que el resto, al no ser de ascendencia ni de confesión judía.
Ante la incapacidad y falta de voluntad de la comunidad internacional en hacer valer el derecho internacional y proteger a la población palestina, más de 170 organizaciones de derechos humanos, ONG y asociaciones culturales, sindicales y profesionales palestinas lanzaron en el año 2005 la campaña internacional de Boicot, Desinversión y Sanciones contra el Estado de Israel hasta que éste cumpla con la legalidad internacional. Esta campaña ciudadana global, no violenta y legítima, se inspira en la campaña que acabó con el régimen colonial y racista del Apartheid surafricano.
Por el trabajo que Usted desempeñó en la dirección del Instituto Cervantes, será muy conocedor de como la cultura puede ser instrumentalizada con fines propagandísticos, ideológicos y políticos. Si bien no suele ser objeto de debate público, ni en el estado español ni en Estados Unidos, el caso de Israel es quizás uno de los ejemplos más remarcables de supeditación de las instituciones culturales a las políticas gubernamentales. El gobierno y las administraciones públicas de Israel destinan ingentes cantidades de dinero al envío de artistas e intelectuales israelíes en el mundo, y a la organización en Israel, de eventos culturales y artísticos internacionales a los que suele invitar a representantes del arte y de la cultura de Europa, Estados Unidos y América Latina principalmente.
El proyecto cultural Brand Israel”, del que son responsables los Ministerios israelíes de Exteriores y de Cultura, fue creado en 2006 con el objetivo declarado de limpiar la imagen de Israel en el extranjero, y con otra motivación, esta vez no declarada, de echar una cortina de humo sobre la ocupación ilegal de Palestina, las violaciones de la legalidad internacional y los crímenes de guerra que Israel comete en total impunidad. Muestra de la subordinación de la cultura a los fines propagandísticos de Israel, el ex Vice Ministro de Asuntos Exteriores Nissim Ben Shitrit, declaró en un periódico israelí: “Vemos la cultura y la Hasbara [1] como herramientas de propaganda de primer orden. No hago diferencia entre cultura y Hasbara”.
Conscientes de esta manipulación, personalidades del mundo entero dedicadas al arte y la cultura, han manifestado públicamente su negativa a actuar en Israel y a participar en eventos culturales patrocinados por instituciones israelíes, de acuerdo con las recomendaciones de la campaña de boicot cultural contra el Apartheid israelí. Artistas e intelectuales de distintas nacionalidades y origen, incluyendo israelíes y judíos, han proclamado su adhesión al boicot cultural como medida de presión para acabar con este régimen colonial. Entre los más conocidos figuran Elvis Costello, Emma Thompson, Roger Waters, Santana, Pixies, Mike Leigh, Ken Loach, Snoop Dogg, Damon Albarn, Klaxons, Jean-Luc Godard, Brian Eno, Yes Men, Cassandra Wilson, Peter Brook, Udi Aloni o Devendra Banhart, y los escritores Iain Bankds, Eduardo Galeano, Stéphane Hessel, Juan Goytisolo, Ilan Pappe, Naomi Klein, Henning Mankell,  Mahmoud Darwish, John Berger, Arundhati Roy y Alice Walker entre otros.
Para Ronnie Kasrils, antiguo comandante del Congreso Nacional Africano y exministro de Seguridad de Sudáfrica, la situación de los palestinos hoy en día es peor que la de los surafricanos negros bajo el Apartheid. Su visita a Palestina le inspiró al arzobispo surafricano y Premio Nobel de la Paz Desmon Tutu, las siguientes palabras: “De la misma manera que decíamos durante el Apartheid que era inapropiado que artistas internacionales vinieran a actuar a Sudáfrica en una sociedad basada en leyes discriminatorias y en la exclusividad racial, al igual hoy en día, sería erróneo que la Ópera de Cape Town fuera a actuar a Israel”.
Después del ataque israelí a la Flotilla de la Libertad, que ha sido recientemente calificado de crimen de guerra y de lesa humanidad por el fiscal de la Audiencia Nacional en España, el escritor británico Iain Bankds escribió en The Guardian que “la mejor forma de  convencer a Israel de su degradación moral y aislamiento ético, era simplemente de romper relaciones con este estado que se había situado fuera de la ley”. En Israel, desde entonces, no ha cesado de crecer la cifra de actuaciones y participaciones de artistas e intelectuales internacionales canceladas por razones políticas. Esta misma semana, el famoso guitarrista y pianista de jazz, Stanley Jordan, ha anunciado que no participará en el Festival israelí de Jazz del Mar Rojo, cuyo cartel encabezaba.
La prensa dice que Usted irá a recoger su premio en Jerusalén. ¿Sabe que Israel ocupa ilegalmente toda la parte oriental de Jerusalén incluyendo su Ciudad Vieja?  ¿Conoce el número de casas palestinas demolidas por la municipalidad de Jerusalén en los últimos diez años? ¿Sabe que el alcalde que le recibirá ha permitido el cierre de teatros, centros culturales y festivales palestinos de literatura y música, y hasta dejó que la policía irrumpiera armada en la inauguración de un festival internacional organizado por el consulado británico y la UNESCO en el Teatro Nacional Palestino de Jerusalén Este?
Tal es la persecución de la población palestina en el municipio de Jerusalén, que el poeta israelí, Aharon Shabtai, al rechazar participar en el festival internacional de poesía en Jerusalén en 2006, hizo pública la siguiente declaración: “Gracias por la invitación pero quisiera borrar mi nombre de la lista de participantes. He leído estos días sobre la barbaridad cometida en el check point de Qalandya. Me opongo a la celebración de un festival de poesía en una ciudad donde los habitantes árabes son sistemática y cruelmente oprimidos, encarcelados entre muros, privados de sus derechos y de sus viviendas, humillados en los check points y donde se violan las leyes internacionales. Creo que hasta los poetas no deberían haber ignorado en el pasado, ni deben hoy en día ignorar, las persecuciones y discriminaciones basadas en criterios de raza o nacionalidad”.
Los medios informan que el premio le será entregado por Simon Peres, Presidente del estado de Israel. ¿Sabe usted que Simon Peres, que fue oficial del Ejército israelí a la edad de tan solo 24 años, tiene la responsabilidad directa, como Primer Ministro, del bombardeo de la sede de las fuerzas de la ONU en la aldea de Qana, en el sur del Líbano, en 1996? ¿Recuerda que más de 800 civiles libaneses habían buscado refugio en el edificio de la ONU para escapar del fuego israelí, pero que la bandera azul no fue motivo suficiente para detener la masacre en la que murieron 103 civiles libaneses y 3 cascos azules, y al menos 110 personas resultaron gravemente heridas?
¿Sabe que Simon Peres es considerado el padre de las colonias israelíes en los Territorios Ocupados Palestinos, por fundar en 1974 el primer asentamiento en el corazón de Cisjordania, llamado Kdumim? ¿No ha leído que los asentamientos israelíes, ilegales bajo la legalidad internacional, hacen inviable cualquier estado palestino independiente, al anexionar junto con el Muro y las carreteras de uso exclusivo para israelíes, más del 40 % de Cisjordania, dividirla en tres ghettos rodeados por un Muro de 8 metros de alto y puestos militares, y mantener el control colonial israelí sobre el Valle del Jordan y el Mar Muerto, que constituyen la frontera occidental de Cisjordania? ¿Tuvo Usted la curiosidad de leer la última entrevista, muy zalamera dicho sea de paso, que le dedicó el New York Times a Simon Peres? ¿Percibió lo que éste decía entre líneas? ¿Comprende la trascendencia que tiene en boca de un Premio Nobel de la Paz, la afirmación de que “los asentamientos no han eliminado la posibilidad de un estado palestino”?
¿No piensa Usted que, como pedía el Relator Especial para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados palestinos, Richard Falk, en junio de 2010, es urgente que la comunidad internacional implemente la jurisdicción universal para perseguir a los criminales de guerra israelíes en sus países, o les lleve ante el Tribunal Penal Internacional con el mismo propósito? ¿Recuerda Usted los versos que Bertolt Brecht le dirigió a Alemania? ¿No cree que hoy en día podrían ir dirigidos a Israel?
¿Por qué te ensalzan los opresores?
¿Por qué te acusan los oprimidos?
Los explotados
te señalan con el dedo, pero
Los explotadores alaban el sistema
inventado en tu casa.
Y, sin embargo, todos te ven
Esconder el borde de tu vestido ensangrentado
con la sangre del mejor
de tus hijos
.”
Señor Muñoz Molina, ¿sabe Usted de algún permio internacional de literatura que esté más manchado de sangre inocente que el de Jerusalén?
Respetamos su trayectoria literaria: ¡No nos obligue a poner su nombre en la lista de los escritores que han optado por legitimar el sistema de ocupación, colonización y Apartheid israelí!
¡No vaya a recibir un premio de las manos de un criminal de guerra en una ciudad ocupada ilegalmente! ¡Piense bien en las repercusiones de su acto, y en el mensaje que, de ir a recogerlo, lanzaría a sus lectores y lectoras, presentes y futuros!
No podrá alegar que no sabía nada.
Quedamos a su entera disposición para aportarle más información sobre la Campaña de boicot cultural contra Israel, y para reunirnos con Usted. 
Atentamente,


Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP)
Nos puede contactar en el correo: causapalestina@gmail.com.

La RESCOP se compone de las siguientes organizaciones:
Acsur-Las Segovias
Asociación Al-Quds de Solidaridad con los Pueblos del Mundo Árabe (Málaga)
Asociación Andaluza por la Solidaridad y la Paz – ASPA
Asociación de Amistad Palestina-Granada «Turab»
Asociación Hispano Palestina Jerusalén (Madrid)
Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía
Asociación Unadikum
BDS Catalunya
BDS Madrid
Castelló per Palestina
Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (Madrid, Asturias)
Comité de Solidaridad con los Pueblos - Interpueblos (Cantabria)
Comunidad Palestina en Canarias
Comunitat Palestina de Catalunya
Coordinadora de apoyo a Palestina (La Rioja)
Ecologistas en Acción (Confederal)
Fundación IEPALA
Fundación Mundubat
Gipuzkoakopalestinarenaldeko plataforma
Izquierda Anticapitalista
komiteInternazionalistak (EuskalHerria)
MEWANDO (Euskadi)
Movimiento Solidaridad Internacional Catalunya - ISM Cataluña / Valencia Mujeres en Zona de Conflicto - M.Z.C.
Mujeres por la Paz - Acción Solidaria con Palestina (Canarias) PalestinarekinElkartasuna (EuskalHerria)
Paz Ahora
Paz con Dignidad
Plataforma de Solidaridad con Palestina (Sevilla)
Plataforma Palestina Ibiza
Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid
Red de Jóvenes Palestinos
Red Judía Antisionista Internacional -IJAN
Sodepau
Sodepaz
Sodepaz Balamil
Taula per Palestina (Illes Balears)
Xarxa de Solidaritat amb Palestina de Valencia.


[1] Hasbará es el nombre hebreo que se da a las estrategias de comunicación, propaganda y public relations dirigidas a difundir, especialmente en la comunidad internacional, las tesis del Gobierno israeí y otras entidades sionistas. Aunque es un concepto relativamente nuevo, usado desde los años 70, sus contenidos vienen siendo empleados por el sionismo desde principios del siglo XX.
 
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